«Originales que conmueven hasta las lágrimas»
– Dos mundos en confluencia: el de Pasik y el de Hooper.
No son copia, sino renovada creatividad –

La obra que presenta actualmente Bettina Pasik en una galería de la ciudad de México, Hopper y yo, no es solamente el fruto del trabajo de un año sino también el resultado de un estremecedor encuentro. Pasik no niega la aparición del norteamericano Edward Hopper en esta etapa de su pintura y desde el título de la muestra anuncia su inevitable vinculación al mismo.

Después de haber visto los veinte cuadros que forman parte de la exhibición, es preciso coincidir con la aguda opinión, del también pintor, Jorge Martorell, quien escribe en el catálogo: «Me cuenta Bettina que aunque conocía y gustaba de Hopper por mucho tiempo, fue al ver un original suyo por primera vez que se conmovió hasta las lágrimas y tuvo la certeza de lo que tenía que hacer. Su decisión no pudo ser más arriesgada y valiente. Asumió a Hopper como suyo, se metió en sus cuadros, adoptó su punto de vista, su esquema de color, sus característicos encuadres, inclusive la posición de gran parte de sus solitarios personajes, se convirtió ella en Hopper y los subvistió desde adentro. Es como si la artista hubiera aceptado la tácita invitación de Hopper a penetrar por sus ventanas donde siempre espiamos esas figuras mudas que miran ventanas afuera en una soledad tan absoluta que es imposible que sospechen que somos testigos y cómplices de ella».

El desafío que la artista, nacida en Argentina, decidió encarar, podría haber tenido consecuencias nefastas para ella. En cambio el conjunto aquí presentando es sorprendente. Pasik desarrolla un personaje, en este caso la misma bañista de Hopper. ubicándolo en un contexto cotidiano, dentro de los diversos ambientes de una casa: acostada en la cama, leyendo un libro, sentada cara al sol.

A diferencia de las figuras de Hopper, Pasik elige dejar a la mujer, la misma en todos los cuadros, con la cara apenas insinuada. Las caras se sugieren pero no están, tienen gesto. El espectador queda libre para adjudicar a la figura las facciones que desee y las expresiones que se le ocurran, y crear a partir de allí una historia diferente en cada caso. Pasik consigue efectivamente tal como lo admitió en una conversación con El Sol de México en la Cultura uno de sus más grandes deseos: motivar a los observadores de su obra, suscitar sensaciones y nuevas inquietudes.

La actitud física del personaje influirá, sin embargo, en el relato que el visitante a la muestra elija tejer. Por que esta mujer, vestida siempre en traje y gorra de baño, aparece la mayoría de las veces ensimismada, como perdida en una absorbente reflexión. La mujer casi siempre mira hacia afuera, a través de grandes ventanas, por donde entra un torrente de luz. Los cuadros tienen la misma luz del sol que la artista conoce y busca y por eso toda la obra tiene una luminosidad increíble, con excepción de las últimas cuatro telas realizadas aquí en México.

Si el observador, cuando acompaña al personaje, puede imaginar tanto su soledad como su placidez, siguiendo su imaginaria mirada más allá de las ventanas, también podrá inventar una playa detrás del verde de los arbustos o un campo de trigo en los dorados reflejos.

En esta obra más que el color interesa la luz -dice Pasik-. Pero la luz importa no porque la artista así lo expresa sino porque en todos los cuadros está estupendamente lograda.

Que el lector no se engañe, Pasik no copia al pintor. Ella recrea con colores, técnica, figuración y formatos propios, el mundo de Hopper que es a la vez, gracias a su renovada creatividad, el mundo de la artista.

Pasik, que vino a México invitada a participar con su obra, seleccionada en un concurso internacional, en la 111 Bienal Ibero-Americana de Arte, vive desde hace muchos años en París. La artista considera que el gobierno de Francois Mitterand trajo consigo una muy necesitada reactivación cultural. – Comienzan a pasar cosas – dice Pasik. no sólo en plástica, también en fotografía y música; se han abierto nuevos espacios ampliando la posibilidad de una participación más masiva y las autoridades son más generosos con las subversiones para los eventos culturales.

Pasik ha expuesto extensamente en Argentina, Israel y Europa, ésta es su primer exposición individual en México. Al respecto, una persona allegada a la galería comentaba que la muestra era considerada como un aporte útil al intercambio cultural, especialmente en estos momentos en que el contacto con los artistas extranjeros y su obra es más necesaria que nunca va que la situación económica del país cerró las puertas de México a este tipo de expresión. Con o sin puertas abiertas, la muestra es valiosa en si misma y debe verse.

Por Victoria Verlichak

MEXICO D.F., 20 de Febrero